La historia cuenta que los alebrijes nacen de un sueño. Un sueño cuyo dueño era el maestro carroñero Pedro Linares, quien, a sus 30 años, enfermó y cayó en un profundo sueño, el cual lo sumergio en un mundo mágico, donde por primera vez vio criaturas extrañas y fantásticas; burros con alas, gallos con cuernos y tigres con aletas.
Cuando despertó trato de contar lo que había visto en aquel sueño y a falta de palabras, plasmó por primera vez en cartoneria esas criaturas que solo vio esa única vez.
Consiste principalmente en la talla de madera de copal que posteriormente se pinta con colores vibrantes. Existen diferentes técnicas de pintura.
En un alebrije podemos observas la fusión de varios tipos de animales, (sean reales o no) en una misma criatura. Como resultado, obtendremos un ser fantástico, exótico y único en su tipo.
Hoy en día, los alebrijes constituyen el imaginativo artístico y cultural de México. Son criaturas fascinantes, cuya forma y color estaño únicamente limitadas por la imaginación de su creador.
Hilda es una artesana mexicana, especializada en pintura de alibrijes de madera. Originaria de San Martín Tilcajete, Oaxaca, México. Hija de padres artesanos, aprendio el arte de elaborar un alebrije desde los 6 años. Con la práctica, fue desarrollando destreza con el pincel y pasión por el arte.
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